El Nuevo Lateral Madridista ha llegado

El regreso de Álvaro Carreras al Real Madrid no es solo una noticia de mercado: es la culminación de un relato personal de perseverancia, madurez y ambición. Desde que el club blanco oficializó el fichaje este 14 de julio, con un contrato hasta 2031 y 50 millones de euros como peaje para sacarlo del Benfica, la operación ha captado la atención no solo por el jugador, sino por el contexto que la rodea.
Carreras, nacido en Ferrol en 2003, había salido por la puerta de atrás de Valdebebas cuando era aún un niño que apenas comenzaba a asomarse a la élite. El Manchester United, que ya por entonces pescaba en aguas juveniles con avidez, se lo llevó en 2020 prometiéndole una progresión que en Old Trafford nunca terminó de llegar. Pero el fútbol siempre ofrece caminos alternativos. El Preston North End, el Granada, y finalmente el Benfica fueron las paradas de un jugador que necesitaba el césped y la presión para templar su talento. Y en Lisboa lo hizo: se convirtió en lateral titular, disputó la Champions con solvencia, y levantó la Copa de la Liga portuguesa.
En Madrid lo sabían. Lo vigilaban. Y cuando Xabi Alonso aterrizó como entrenador, la directiva activó una política de rejuvenecimiento que parecía inaplazable en la defensa. La apuesta por Carreras es la mejor demostración: un jugador con sangre madridista, zurdo, con despliegue físico, lectura de juego y hambre. Alguien que, al contrario que otros fichajes de relumbrón, viene con la humildad del que ya se cayó del tren y aprendió a subirse de nuevo.
Su llegada no estará exenta de desafíos. Ferland Mendy, pese a las lesiones, sigue siendo el lateral defensivo más fiable. Fran García ha mostrado virtudes pero sin la constancia esperada. Carreras deberá hacerse un hueco en ese ecosistema, y además lidiar con la presión de volver como un ‘ex’ que debe justificar cada euro invertido en su fichaje.
Más allá de lo deportivo, su regreso emociona porque el Real Madrid pocas veces recompra a jugadores formados en su cantera. La historia de Carreras recuerda al club que hay talento que, aunque emigre, no deja de ser de la casa. En la presentación, sus palabras fueron sinceras: “Me fui siendo un niño, vuelvo siendo un hombre”. Esa frase resume un camino que es también el de la resiliencia.
Xabi Alonso, conocedor del rigor que exige el Santiago Bernabéu, tiene en Carreras una pieza adaptable tanto a un esquema con tres centrales como a un clásico 4-3-3. Pero el verdadero partido de Álvaro Carreras no empieza en el césped, sino en el vestuario, en la convivencia con la presión y la expectativa.
Quizá por eso, este no es solo un fichaje: es una historia de retorno, de esas que al fútbol le gusta contar, pero pocas veces se permite escribir con éxito.