Inglaterra frustra a España y repite como campeona

Basilea, Suiza – Bajo el cielo encapotado de Basilea, y con más de 30.000 almas vibrando en las gradas del St. Jakob-Park, la historia se repitió, pero con un guion aún más cruel para España. En una final de alto voltaje, Inglaterra volvió a demostrar por qué es la reina vigente del fútbol europeo femenino. Tras un empate 1‑1 en el tiempo reglamentario y una prórroga sin goles, las Lionesses se impusieron desde los once metros (3‑1), revalidando el título de campeonas de Europa y dejando a España, una vez más, a las puertas de la gloria.
Lo que pudo ser una noche para el recuerdo eterno del fútbol español terminó en pesadilla. Aitana Bonmatí, símbolo del talento y la elegancia del combinado nacional, falló en la tanda. Mariona Caldentey también. Dos baluartes, dos pilares de este equipo, dos penaltis detenidos por una portera que lo tenía todo apuntado: Hannah Hampton.
Por hacernos soñar.
— Selección Española Femenina de Fútbol (@SEFutbolFem) July 27, 2025
Por todo el trabajo.
Por cada partido y cada gol.
¡𝗚𝗥𝗔𝗖𝗜𝗔𝗦!
🫶 Ha sido increíble recorrer este camino juntas.#WEURO2025 | #JugarLucharYGanar pic.twitter.com/7Pk6FEHko6
Porque si hubo una figura destacada en esta final, fue ella. La arquera inglesa no solo contuvo el vendaval técnico español durante buena parte del encuentro, sino que en la tanda mostró una frialdad casi matemática. En su antebrazo, garabateados con rotulador, estaban los nombres y tendencias de las lanzadoras españolas. Un mapa de ruta que ejecutó con precisión quirúrgica.
Una batalla de estilos
España desplegó desde el primer minuto el juego que la ha convertido en referente mundial: posesión, pases milimétricos, presión alta. Patri Guijarro orquestaba el medio campo como una directora de orquesta, mientras Salma Paralluelo explotaba su potencia por banda. A los 27 minutos, Mariona Caldentey rompió el cerco inglés con un disparo cruzado imparable.
Pero Inglaterra, veterana en estos escenarios, no se dejó intimidar. Su respuesta fue pragmática. A base de juego físico, balones largos y una defensa ordenada, resistieron. Y cuando el reloj se acercaba al final, Chloe Kelly —la heroína de la Euro 2022— volvió a aparecer. En el 84’, tras un centro lateral mal despejado, cazó un balón suelto y empató el partido.
El drama de los penaltis
En la prórroga, España siguió buscando el gol con paciencia y fe, pero el desgaste físico era evidente. La tanda se sentía inevitable. Y ahí, la moneda cayó del lado inglés.
Mariona y Aitana fallaron. Hampton, con mirada firme y libreta mental en mano, se hizo gigante. Por Inglaterra, Kelly no dudó. Fue ella quien marcó el penalti definitivo y corrió hacia la grada con lágrimas de alegría. Una vez más, la historia se escribía con tinta inglesa.
El dolor de ser las mejores sin el premio
"Es muy difícil explicar esto. Fuimos el mejor equipo del torneo, pero eso no basta si no marcas desde el punto penal", dijo Aitana Bonmatí, visiblemente afectada, con la mirada perdida en la zona mixta. No era para menos. España había dominado todo el campeonato, había enamorado con su fútbol, pero el trofeo, de nuevo, se escapa.
La imagen final fue doblemente simbólica: Inglaterra celebrando en el centro del campo; la princesa Leonor e infanta Sofía aplaudiendo con dignidad desde la grada, como parte del apoyo institucional a una generación que ha llevado el fútbol femenino español a otro nivel.
El fútbol femenino, en su punto más alto
Más allá del resultado, esta final ha sido un reflejo del crecimiento imparable del fútbol femenino. Cientos de miles de personas lo siguieron desde plazas, bares y casas en toda España. Las jugadoras ya no son solo deportistas: son referentes.
E Inglaterra, que supo resistir, golpear en el momento justo y ejecutar con sangre fría, se marcha de Suiza con su segundo título europeo consecutivo. España, por su parte, se lleva algo más difícil de medir: respeto, admiración… y una promesa no dicha: volveremos.
Crónica de una noche agridulce, donde el talento español se topó con el muro inglés. El fútbol, una vez más, fue hermoso y cruel al mismo tiempo.