Los semáforos podrían incorporar un nuevo color: el blanco, para vehículos autónomos
Un cambio necesario para el tráfico del futuro
La gestión del tráfico urbano está a punto de experimentar una de sus mayores revoluciones en más de un siglo. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han propuesto añadir un nuevo color a los semáforos, rompiendo con el sistema tradicional de rojo, verde y ámbar. El color elegido es el blanco, y su objetivo es facilitar la integración de vehículos autónomos y convencionales, optimizando la circulación en las ciudades del futuro.
¿Por qué un nuevo color?
El rápido auge de los vehículos autónomos plantea desafíos inéditos para la gestión del tráfico. El sistema actual de tres colores, que ha existido desde finales del siglo XIX, resulta insuficiente cuando los coches sin conductor comparten la vía con los automóviles tradicionales. La nueva "fase blanca" está diseñada para señalar a los conductores humanos que los vehículos autónomos están gestionando la intersección y que deben imitar sus movimientos. Esta luz indica que los coches tradicionales deben seguir el comportamiento de los vehículos autónomos que tienen delante.
¿Cómo funciona la luz blanca?
El funcionamiento de la luz blanca es sencillo pero disruptivo. Cuando un vehículo autónomo es el primero en llegar a un semáforo, la luz blanca se enciende. Esto indica a los conductores humanos que deben seguir el comportamiento del coche autónomo: si avanza, ellos deben avanzar; si se detiene, deben detenerse también. Esta sincronización entre los vehículos autónomos y los semáforos permite coordinar el flujo de tráfico de forma más eficiente, reduciendo paradas innecesarias y acelerando la circulación.
Beneficios esperados
Los estudios iniciales muestran que la introducción de la luz blanca podría reducir la congestión en las intersecciones hasta un 40%, disminuir los tiempos de espera y reducir significativamente las emisiones contaminantes. Además, se espera que este sistema ayude a reducir la confusión y los accidentes en los cruces, proporcionando una guía clara tanto para conductores humanos como para los vehículos autónomos.
Primeras pruebas y desafíos
Madrid ha sido una de las primeras ciudades en instalar un semáforo experimental de cuatro colores en el barrio de Salamanca. Esta prueba busca evaluar la efectividad del sistema en un entorno real y comprobar si la luz blanca puede integrarse en la infraestructura urbana europea. No obstante, la propuesta enfrenta desafíos importantes, como la adaptación de la legislación vial, la educación de los conductores sobre el nuevo significado del color blanco y la necesidad de sincronizar los sistemas de semáforos con la tecnología de los vehículos autónomos.
La luz blanca en los semáforos representa un paso crucial hacia la modernización de la movilidad urbana y la integración de los vehículos autónomos en el tráfico diario. Aunque su implantación masiva requerirá tiempo, inversión y cambios normativos, los primeros resultados apuntan a una circulación más fluida, segura y sostenible, marcando el comienzo de una nueva era en la señalización vial.